martes, 7 de agosto de 2007

Rescate en el Día del Pisco Sour (2007-02-03)

Testimonio de un hecho inusual, en pleno centro de Miraflores. Un caballero generoso tratando de rescatar a una palomita que se cayó de un álamo y se rompió la cabeza.

El día de hoy es el día del Pisco Sour. Tuve todas las intenciones del mundo de festejarlo como debe ser, pues soy un fanático de este trago. Sin embargo sucedió una cosa muy curiosa, por decir lo menos, cuando me preparaba para festejarlo.

Salí llevando a mi hija a sus clases de danza árabe. Al llegar y estacionarme, luego de que ella se despidió, vi a una persona en la pista agacharse y recoger algo. Sentí curiosidad porque su gesto era muy especial, se le veía compungido y preocupado, buscando ayuda con los ojos en todas las personas que pasaban, pero nadie se percataba de este hecho ni de su actitud. Frente a esto él se centró en lo que estaba haciendo, lo cual me llenó de curiosidad y me baje del carro para ver que estaba sucediendo.

Le pregunte, que te sucede? Él me dijo: "A mi nada, pero se ha caído esta palomita de este álamo y se ha golpeado la cabeza. Esta sangrando y estoy tratando de ayudarle pero no se que hacer."

Yo soy de Andahuaylas, Apurímac (serrano) y tengo alguna experiencia en estos hechos. Cuando era niño veia que cuando una pequeña ave se hacia daño las "mamachas" se lo guardaban entre sus ropas, en la zona de los senos, y allí los mantenían por largo rato. Y las palomitas revivían! Por qué? No lo sé. Quizás por la excesiva bondad y amor de las mamachas. O quizá por la generosidad que encontraban las palomitas en su pecho (sobre todo si eran machos).

Con este pensamiento quise hacer algo, pero yo no tengo lo que ellas tienen. Sin embargo, si tengo algún conocimiento por las artes marciales (Aikido) de que usando el Ki (energía del universo) es posible restituirnos de energía (o quitarnos, si la mal usamos). Con este principio tome a la palomita e intenté darle "Ki Plus" (energía positiva). Fue impresionante. Sentí un cuerpito caliente y una presión similar a la que sentimos de conseguir los mayores objetivos de la vida. Tentando a lo que El Señor ya había determinado, pretendí, que ese cuerpito vuelva a la vida.

Lo intenté. Le puse toda mi energía positiva y mi cariño para que eso suceda. Allí me di cuenta que el caballero que encontró a la palomita estaba contemplando todo lo que yo hacia tratando de entender y darle forma a sus mejores intenciones. En ese momento se acerco otra persona que había sido amigo de este señor. Este amigo "Juan" me dijo, como buen palomilla que parecía ser, que: "Tenga cuidado porque este es chef de un muy buen restaurante y se va llevar la palomita a otro lugar." La broma, porque eso es lo que fue, me obligó a tomar otro tipo de actitud. Agarré todo el nido palomita incluida y me lo traje a casa.

En casa tenia que buscar opciones: una clínica, los amigos de los animales, etc. Mientras pensaba sentado en el carro pasó un grupo de amigos, tres señoritas y dos caballeros, me vieron con mi problema, y que se yo de repente en mi rostro alguna angustia, se me acercaron y me dieron la siguiente formula mágica: "Todavía tiene calorcito, por lo tanto arrópelo con algunas hojas y alguna frazadita, póngalo en un lugar donde nadie lo vea y espere." Me señalaron que antes ya habían recuperado a varias pequeñas aves, y me dijeron que lo que hace que ellas retornen es el cariño que les demos nosotros, con la privacidad adecuada (solo nosotros con ellas), pues si hacemos muchos aspavientos de repente ellas reviven pero el gato o perro de la casa termina por comérselos.

Ese detalle fue determinante para que yo haga un hogar muy especial y lo pusiera junto a nuestra planta de Cucarda que esta debajo de nuestro árbol de Guanábana. Este último estaba botando hojas, tome muchas de ellas y arropé a la palomita como se me indicó, lo abrigue y lo puse en la bolsa donde se ponen las hojas para botarlas (mejor lugar de hojas no había).

Pasaron minutos y luego la hora, por lo que me acerqué para revisar la clínica que le había preparado. Pero para sorpresa mía, la palomita esta muy fría. Todavía no estaba tiesa, pues creo que había estado luchando por su vida y yo no la asistí. Ella ya estaba muerta.

Le tomé fotos, no se para que lo hice puesto que nadie vendrá a reclamar su partida. Sin embargo quise dejar testimonio con este acto de un hecho para mi inusual: Un caballero generoso, en pleno centro de Miraflores, tratando de rescatar, de ayudar a una palomita que se cayo de un álamo y se rompió la cabeza.




Este hecho, en ésta ciudad tan ocupada y convulsionada con sus quehaceres, maldad incluida, me pareció tan importante y grande que con esta nota yo quiero resaltar y compartirlo con ustedes. Son gestos que no se deben dejar sin comentarlo.

Por supuesto, el entierro de la palomita fue muy especial, tuvo todos los honores y la mantuvimos en todo momento muy lejos de Tosh, nuestro gato.

No hay comentarios: