martes, 7 de agosto de 2007

Un Viernes en Emergencia - Dolor y Esperanza

Vivencias de una voluntaria en su primer día en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN). Cuento enviado a Caretas para el concurso de las 1000 palabras. Narrado desde el punto de vista de Reyda, mi mujer.

Viernes, sábado chico. Todos, o casi todos, se preparan para la jarana. Pero habemos algunas personas que ese día nos preparamos para ayudar o servir a nuestro prójimo. A mí, en forma particular, ese día me toca hacer mi labor de voluntaria en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN).

Es mi primera experiencia y el área al que se me ha asignado es la de emergencia en este centro. Me dirijo hacia mi puesto de trabajo y lo primero que noto en todo el recorrido es el orden y la limpieza del lugar. Jardines hermosos que al mirarlos con algo más de detenimiento puede observarse que existe un concurso permanente de belleza natural, que debe ocasionar serios problemas a quienes los evalúan. Pero se ve que todo esta dispuesto para trasmitir tranquilidad y paz.

Estoy por llegar y voy pensando que la emergencia de un hospital es el lugar al que uno llega el día menos pensado. Creo que es la antesala hacia el bienestar o hacia la eternidad. Pero la emergencia a la que se me asignó y a la que me refiero tiene algo de particular. Aquí llegan por lo general personas que por uno u otro motivo están camino a cumplir el paso obligado por la vida.

Llegué. No puedo contener tantas emociones juntas. No se que voy a encontrar. Alegría y fiesta de viernes creo que no. Tristeza y llanto, no lo se. Los latidos de mi corazón me delatan, se anticipan a mi y las personas que allí se encuentran ya se percataron de mi presencia por tanto ruido que produce este tratar de salirse de mi pecho.

El área se ve congestionada, todo el personal con mucha actividad, las camas todas llenas y para conseguir algo de privacidad entre cama y cama, y por lo tanto entre enfermo y enfermo, se tiene tan solo una cortina que por supuesto no aísla los llantos y gemidos lastimeros de los pacientes. Se observa la presencia de hombres, mujeres y niños haciendo este ambiente un algo más complicado de lo que ya es. Pues existen personas con diferentes grados de avance de la enfermedad, pudiéndose notar en sus rostros manifestaciones variadas que van desde dolor, angustia, esperanza; así como las interrogantes que los parientes tienen frente a la vida y su deseo de retener por siempre a sus seres queridos.

Estaba observando con la curiosidad propia de mi primer día, cuando noto la presencia de un payasito que iba visitando a todos los niños que se encontraban internados, haciéndoles olvidar por un momento su malestar y dándoles a cambio una sonrisa cargada de mucho amor. Me preguntaba como podía dar tanto y la respuesta la tuve después, él también fue un inquilino del INEN pero que superó la enfermedad por lo que conoce más que ninguno las angustias por la que están pasando, mostrándose como testimonio vivo y real de la esperanza que se debe tener para vencer ese flagelo.

Pero como las enseñanzas para mí tenían que ser completas, falleció un hombre. Eso, me dijeron, es casi normal; pero lo que me conmovió fue el hijo, que en plena juventud gozando de toda su fortaleza, en el momento que le dijeron que su padre ya no podría hablar con él, cayo sentado al suelo con la cabeza entre las manos y con un llanto de dolor tan profundo, que parecía ser la agonía de un niño clamando por su padre. Llanto de dolor al darse cuenta que era hijo único y debía comunicar a su madre, enferma, este terrible acontecimiento. Llanto que brotaba desde las entrañas mismas de su vida. Llanto y desesperación de impotencia. Llanto de hombre-niño y de niño-hombre por el padre que partió. Luego vino el abrazo mudo pero sentido a su madre a quien con toda serenidad, nacida de la profundidad del dolor, le comunicaba que su padre no estaría más con ellos y que ella debía ser fuerte por que papá había cerrado los ojos pidiendo que no lo llorasen.

Al encontrar en emergencia a personas adultas, duele verlos sufrir pero uno piensa: bueno ya tuvieron una vida ojala la hayan vivido bien y estén con Dios. Sin embargo cuando observé y me puse a pensar en los mas pequeños se me partió el alma, y a cualquier persona el día se le torna negro, le duele el corazón y no sabe que hacer ni que decir, pues, ese viernes, había niños de pocos años de vida, niños que tenían la mirada tierna, dulce y llena de esperanza; niños lindos, bonitos o niños simplemente, cuyos cuerpecitos sufren con el dolor producido por esa terrible enfermedad. Unos lloran o gritan de dolor. Otros más grandes sufren en silencio soportando con coraje los duros estragos del tratamiento, cuanto duele, consolarlos es casi imposible, a sus cortos años ellos saben mas de dolor y sufrimiento que muchos hombres y mujeres que allá lejos o cerca en las calles van y vienen sin importarles nada de nada. Ver la valentía con que estos niños enfrentan la vida es realmente una lección que todos deberían tener en su vida.

Creo que los días en emergencia tienen realmente 24 horas donde médicos y enfermeras auxiliares y todos los enfermos, luchan por la vida. Donde a veces no hay tiempo ni para respirar. Donde una sonrisa es el más grato consuelo. Y donde una palabra a veces puede lograr milagros. O una mirada de cariño puede aliviar un dolor. Caritas tristes, ojos que con la mirada dicen lo mucho que sufren, rostros todos esperando las palabras del doctor o el dulce consuelo de las que allí laboramos...

Te Extraño, Tanto?

La búsqueda del pan nuestro de cada día y el amor como palanca para superar las dificultades que se presentan para conseguirlo. Cuento enviado a Caretas para el concurso de las 1000 palabras. Narrado desde el punto de vista de Reyda, mi mujer.

Que difícil se hace el sobrevivir, pues desde que tengo uso de razón toda mi vida a sido estar moviéndome de un lugar a otro. Cuando estaba sola porque tenia que estudiar y en mi sitio no existía la profesión que deseaba. Cuando me gradué porque tenía que buscar el trabajo. Cuando te conocí pensé que las cosas cambiarían, pero oh! sorpresa! contigo llegue a graduarme de gitana, pues me hiciste viajar de un lugar a otro y siempre debía estar preparada para levantar el circo y seguirte. Claro eran buenos tiempos, había trabajo y por trabajo como decías a cualquier lugar iríamos. Cosa curiosa, los hijos cuando llegaron también se acostumbraron a esta nuestra "rutina".

Los tiempos cambiaron, el trabajo empezó a escasear. Te observaba revisar los periódicos en busca del "pan nuestro de cada día". Te sentía fastidiado, angustiado, preocupado, nunca desesperado. No sé de donde sacabas fortaleza, tanta que contagiabas optimismo a quienes te rodeábamos. Pero este hecho por si mismo nos hacia demasiado interdependientes, teníamos que respirar el mismo aire, o quizás auto-protegernos?

Finalmente, el sistema se impuso y el hambre y las necesidades pudieron más. Pues tuviste que viajar solo sin tu circo, ya que como recordarás no teníamos ni siquiera para levantar la carpa. Fue un día en el que todos hicimos bien nuestro papel, nadie lloró. Teníamos que ser muy fuertes, aunque internamente estábamos destrozados, pero el espectáculo debía continuar.

A pasado mucho tiempo, cuanto no se. Un día? un año? un siglo? Lo único que sé, es que estos pedacitos que dejaste conmigo tienen un signo de interrogación en sus miradas y ninguno se atreve a preguntar por ti. En el fondo yo así lo prefiero pues no sabría que decirles, aunque tengo memorizada la respuesta: "papá esta trabajando para nosotros y pronto estaremos con él".

Son casi las 6 p.m. de no se que día. Esta comenzando a colorearse el cielo de la tarde y yo desde este rinconcito nuestro te quiero, te extraño y daría mi vida por que tu estés aquí con nosotros. Aunque sea durmiendo pero junto a nos (y no es así). Los hijos escuchan música, yo te cuento pavadas y tu risa no se deja escuchar. Estás en nuestros corazones pero los ojos también te necesitan tanto o más que los del alma, te veremos pronto?

Hoy desperté muy temprano, comencé a correr. La mañana era gris llena de neblina, estabas junto muy dentro de mi pero no te escuche. El silencio pesó hasta doler en el infinito y mis ojos cansados de buscarte dejaron caer dos gruesas gotas que al confundirse con las que la niebla dejaba caer se perdieron en el espacio sin poder llegar a sitio alguno. El trinar de los pájaros sonó triste y lánguido a mis oídos, todo mi ser se conjugo con el gris amanecer y en la puerta de la casa de Dios le pedí lleve a ti mi risa y mi amor y nos de fuerzas (un poquito más). Acaso en el confín de la distancia oíste tu mi grito? Dormías aún, pues eran las 5 y 54 y tu sueño era dulce y tranquilo, estuve a tu lado y no lo notaste... Luego todo fue aclarando y esta realidad me devolvió a este lugar y aquí estoy esperando el día y la hora que Dios fijó para encontrarnos y de allí en adelante caminar sin volver a mirar atrás.

Rescate en el Día del Pisco Sour (2007-02-03)

Testimonio de un hecho inusual, en pleno centro de Miraflores. Un caballero generoso tratando de rescatar a una palomita que se cayó de un álamo y se rompió la cabeza.

El día de hoy es el día del Pisco Sour. Tuve todas las intenciones del mundo de festejarlo como debe ser, pues soy un fanático de este trago. Sin embargo sucedió una cosa muy curiosa, por decir lo menos, cuando me preparaba para festejarlo.

Salí llevando a mi hija a sus clases de danza árabe. Al llegar y estacionarme, luego de que ella se despidió, vi a una persona en la pista agacharse y recoger algo. Sentí curiosidad porque su gesto era muy especial, se le veía compungido y preocupado, buscando ayuda con los ojos en todas las personas que pasaban, pero nadie se percataba de este hecho ni de su actitud. Frente a esto él se centró en lo que estaba haciendo, lo cual me llenó de curiosidad y me baje del carro para ver que estaba sucediendo.

Le pregunte, que te sucede? Él me dijo: "A mi nada, pero se ha caído esta palomita de este álamo y se ha golpeado la cabeza. Esta sangrando y estoy tratando de ayudarle pero no se que hacer."

Yo soy de Andahuaylas, Apurímac (serrano) y tengo alguna experiencia en estos hechos. Cuando era niño veia que cuando una pequeña ave se hacia daño las "mamachas" se lo guardaban entre sus ropas, en la zona de los senos, y allí los mantenían por largo rato. Y las palomitas revivían! Por qué? No lo sé. Quizás por la excesiva bondad y amor de las mamachas. O quizá por la generosidad que encontraban las palomitas en su pecho (sobre todo si eran machos).

Con este pensamiento quise hacer algo, pero yo no tengo lo que ellas tienen. Sin embargo, si tengo algún conocimiento por las artes marciales (Aikido) de que usando el Ki (energía del universo) es posible restituirnos de energía (o quitarnos, si la mal usamos). Con este principio tome a la palomita e intenté darle "Ki Plus" (energía positiva). Fue impresionante. Sentí un cuerpito caliente y una presión similar a la que sentimos de conseguir los mayores objetivos de la vida. Tentando a lo que El Señor ya había determinado, pretendí, que ese cuerpito vuelva a la vida.

Lo intenté. Le puse toda mi energía positiva y mi cariño para que eso suceda. Allí me di cuenta que el caballero que encontró a la palomita estaba contemplando todo lo que yo hacia tratando de entender y darle forma a sus mejores intenciones. En ese momento se acerco otra persona que había sido amigo de este señor. Este amigo "Juan" me dijo, como buen palomilla que parecía ser, que: "Tenga cuidado porque este es chef de un muy buen restaurante y se va llevar la palomita a otro lugar." La broma, porque eso es lo que fue, me obligó a tomar otro tipo de actitud. Agarré todo el nido palomita incluida y me lo traje a casa.

En casa tenia que buscar opciones: una clínica, los amigos de los animales, etc. Mientras pensaba sentado en el carro pasó un grupo de amigos, tres señoritas y dos caballeros, me vieron con mi problema, y que se yo de repente en mi rostro alguna angustia, se me acercaron y me dieron la siguiente formula mágica: "Todavía tiene calorcito, por lo tanto arrópelo con algunas hojas y alguna frazadita, póngalo en un lugar donde nadie lo vea y espere." Me señalaron que antes ya habían recuperado a varias pequeñas aves, y me dijeron que lo que hace que ellas retornen es el cariño que les demos nosotros, con la privacidad adecuada (solo nosotros con ellas), pues si hacemos muchos aspavientos de repente ellas reviven pero el gato o perro de la casa termina por comérselos.

Ese detalle fue determinante para que yo haga un hogar muy especial y lo pusiera junto a nuestra planta de Cucarda que esta debajo de nuestro árbol de Guanábana. Este último estaba botando hojas, tome muchas de ellas y arropé a la palomita como se me indicó, lo abrigue y lo puse en la bolsa donde se ponen las hojas para botarlas (mejor lugar de hojas no había).

Pasaron minutos y luego la hora, por lo que me acerqué para revisar la clínica que le había preparado. Pero para sorpresa mía, la palomita esta muy fría. Todavía no estaba tiesa, pues creo que había estado luchando por su vida y yo no la asistí. Ella ya estaba muerta.

Le tomé fotos, no se para que lo hice puesto que nadie vendrá a reclamar su partida. Sin embargo quise dejar testimonio con este acto de un hecho para mi inusual: Un caballero generoso, en pleno centro de Miraflores, tratando de rescatar, de ayudar a una palomita que se cayo de un álamo y se rompió la cabeza.




Este hecho, en ésta ciudad tan ocupada y convulsionada con sus quehaceres, maldad incluida, me pareció tan importante y grande que con esta nota yo quiero resaltar y compartirlo con ustedes. Son gestos que no se deben dejar sin comentarlo.

Por supuesto, el entierro de la palomita fue muy especial, tuvo todos los honores y la mantuvimos en todo momento muy lejos de Tosh, nuestro gato.

lunes, 6 de agosto de 2007

Bienvenido

Si la experiencia se pudiese valorizar, posiblemente TODOS seríamos millonarios. Sin embargo, ¿porqué esto no es así?

La valorización de nuestra experiencia nos mostraría que somos personas con mucha riqueza potencial. Aún las malas cosas que nos puedan haber sucedido, vistas en positivo, son eslabones para emprender nuevos retos.

El diccionario señala que la "Experiencia es la enseñanza que se adquiere con el uso, la práctica o sólo con el vivir".

Si esta enseñanza se pudiera compartir nuestra experiencia se vería multiplicada tantas veces como deseo y voluntad tengamos por hacerlo. Este hecho ya nos estaría convirtiendo en "millonarios".

Esta es la razón de crear esta página, puesto que una experiencia no compartida es como si un hecho o una vida nunca se hubiesen producido.

Lo que hice se los ofrezco. Compartamos conocimientos, con este hecho todos vamos a ganar, nos vamos a enriquecer, intelectualmente hablando y por que no económicamente también. Y, esto nos llenará de satisfacción, porque la sociedad en su conjunto se habrá beneficiado.

Los invitamos a compartir vuestras experiencias.